REGIONAL

Hondureño cuenta su travesía por México; hasta policías roban, él lo vivió en Orizaba

*** De regreso a su país de origen, el hondureño Walter Daniel Fajardo Márquez, contó que es difícil la travesía por territorio mexicano.

Por Hernán Villarreal

Las Choapas, Ver.- Walter Daniel Fajardo Márquez, es un joven originario de Honduras, quien en dos ocasiones ha intentado cruzar a Estados Unidos, pero no lo ha conseguido por lo difícil y peligroso de la travesía, desde la frontera sur hasta la frontera norte.

“Voy de regreso a Honduras, prefiero estar en mi casa”, nos cuenta en entrevista, abordado en la zona ferroviaria entre la colonia Tancochapa y El Rabón, donde igual nos habla de su experiencia respecto al trato de la policía mexicana.

Fajardo Márquez, asegura que él vivió en carne propia un abuso por parte de la policía veracruzana, concretamente del municipio de Orizaba, donde los uniformados lo despojaron a él y a sus demás compañeros migrantes de todas sus pertenencias “nos amenazaron que si no nos mochábamos nos echarían a migración”.

La mañana de este martes, Walter y dos amigos hondureños con los que se encontró durante su trayectoria hasta llegar a Mexicali, se instalaron en el crucero del ferrocarril, en la colonia El Rabón, donde pedían apoyo económico a los automovilistas y motociclistas, con el fin de juntar para sus alimentos y de ser posible para viajar en vehículo hasta Francisco Rueda, Tabasco.

De Tierra Blanca a Coatzacoalcos, llegaron en tren, pero de Coatzacoalcos a Las Choapas, caminaron por la vía del ferrocarril, de tal forma que se encontraban bastante agotados.

Walter Daniel indicó que mientras cientos de migrantes que se encontró en el camino van en busca del sueño americano, él ya viene de regreso, resignado, no pudo conseguir poner un pie “del otro lado” y decidió que seguirá luchando junto a su familia en Honduras.

Padre de una niña de un año de edad, contó que se dedica a la construcción, pero su país vive una situación bastante crítica tanto en desempleo como en inseguridad. Las pandillas tienen sometido a gran parte del territorio hondureño, el pago de un jornal apenas y alcanza para medio comer y cansado de esa situación, dos veces intentó llegar a la unión americana.

La primera vez fue detenido en Piedras Negras, Coahuila, y lo deportaron; en esta segunda ocasión, llegó hasta Mexicali, Baja California, y debido a que no tuvo la oportunidad de cruzar a Estados Unidos, buscó la ayuda del Instituto Nacional de Migración para retornar a su país, pero “me dijeron que no, que así como había salido de mi país que así me regresara”.

Indicó que estuvo laborando en Mexicali y se percató que los patrones se aprovechan del centroamericano, porque mientras a un mexicano le pagan hasta 400 pesos por día, al hondureño, en su caso, le pagaban 180 pesos pero trabajaba el doble que un mexicano, lo que le pareció injusto.

Respecto al trato de los policías, manifestó que “así como hay buenos elementos, también hay quienes son malos”. Y recordó que en esta segunda ocasión que cruzó por territorio mexicano, en el municipio de Orizaba, Veracruz, fueron literalmente asaltados por los policías, quienes les quitaron todas sus pertenencias, con la amenaza de que “si no se mochaban”, los entregaban con migración.

También ahora en su regreso hacia Honduras, el domingo 28 de marzo cuando pasaban por Tierra Blanca, Veracruz, un policía de los que cuidan los trenes, encañonó a una mujer hondureña y le colocó un faro de luz en la cara, lo que la hizo perder el control y cayó del ferrocarril, provocándole la mutilación de su pie.

Lamentó que ocurran estos tipos de abusos contra migrantes, sobre todo por parte de los cuerpos policiacos, pues van huyendo prácticamente de sus países por la pobreza que viven, la inseguridad y buscan mejorar sus condiciones de vida, muchos lo consiguen, otros vuelven derrotados, pero hay quienes desafortunadamente, o retornan mutilados o en un ataúd.

Un claro ejemplo de esa tragedia es Victoria Esperanza Salazar Arriaza, de 36 años de edad, quien salió en el 2016 de Sonsonate, El Salvador, buscando protección en México; estuvo en Tapachula, Chiapas y después llegó hasta Quintana Roo, en busca de trabajo para sacar adelante a sus dos hijas.

Sin embargo, el día sábado 27 de marzo, cuatro policías de Tulum la mataron. La acusaban de causar desorden en la vía pública y la sometieron de forma brutal. En los vídeos difundidos ese mismo día se aprecian los lamentos de la víctima hasta quedar inconsciente. Según la autopsia, los policías quebraron el cuello de la víctima. Estos hechos causaron indignación internacional.​

Fuente: Presencia.MX