REGIONAL

Oficina de Bienestar de Sayula insensible e inepta

*** Tiene a ancianita y a su familia dando vueltas con la promesa de una vivienda *** Teme que las bardas de un galerón, que con sacrificios construyó, se le vengan encima por el mal estado en que se encuentran ***  Con las lluvias y el viento, a media noche corren a una esquina de la vivienda en prevención de una terrible tragedia *** Que sí la pueden ayudar en Bienestar, pero que les ha faltado voluntad.

 

Sayula de Alemán, Ver.- La señora Gudelia Santos, vive la insensibilidad e ineptitud de la oficina de Bienestar, que preside el profesor Diego Román Ruiz, que la traen a las vueltas con el programa de vivienda y hasta el momento no saben darle una respuesta, sólo la están haciendo gastar en documentos que le han pedido.

Ella es vecina de la colonia Vistahermosa. Vive con un esposo que ha perdido la vista y el oído. Tiene a su cargo a varias niñas. Dice que gente de la oficina de Bienestar la buscaron porque la iban a ayudar con una vivienda y es el momento que la traen a las vueltas y ya hasta regaños ha recibido y le ponen mala cara.

Manifestó que ahí la va pasando vendiendo pan. Una panadería se lo fía y una vez que lo vende lo paga. Pertenece a una familia de escasos recursos.

Que con grandes esfuerzos logró construir un galerón con bloks, lámina de zinc y palos viejos, pero por falta de recursos no ha seguido la obra y todas las paredes tienen cuarteaduras por lo que amenazan con colapsar. Cuenta con una cocina tapada con láminas de cartón y plástico, sin piso.

En la oficina de Bienestar le han dicho que se espere, que se espere, que la plataforma se encuentra cerrada por la pandemia. Que por más vueltas que ha dado, no le resuelven nada. Y ya hasta la regañan y le ponen mala cara.

Y como burla, le dicen que si no sale beneficiada con la vivienda, que se espere que la van a apoyar con el programa de 68 y Más, sólo que tenga la edad.

 

Doña Gudelia se encuentra afligida y vive con el miedo de ser aplastada, ella y su familia, por las paredes de su casa, que están a punto de caer, una de ellas se mueve como hamaca, cuando hay fuerte viento tienen que salir a la calle en prevención de un accidente.

Cuando llueve, refirió, se protegen en una esquina de la casa. De noche, parados esperan que pase el mal tiempo y regresan a la cama. La ineptitud de la oficina de Bienestar la califica de mala suerte.

Pide a las personas encargadas del programa de Bienestar que la ayuden. Que no la dejen sola. Sí la pueden ayudar, pero que les ha faltado sensibilidad, voluntad y ponerse en sus zapatos.