La fiscal huele a zeta y el gober lo disfruta
* “La Jefa”, prima incómoda de Verónica Hernández * Una en el secuestro, la otra en la Fiscalía * Y Cuitláhuac en el disfrute * Como en los tiempos de Duarte * Mónica Robles, refutada por la Arquidiócesis de Xalapa * Van dos: falsa agresión a Mussio en su hogar * Federico Lagunes indagando mi dirección * Arkitektur va sobre Los Almendros
Por Mussio Cárdenas Arellano
Aferrado al desastre, Cuitláhuac no deja de cobijar a su fiscal carnala, Verónica Hernández Giadáns, prima de “La Jefa”, Guadalupe Hernández Hervis, con tufo a zeta, imputada por secuestro y otras linduras más.
Mete las manos al fuego en que se consume la encargada de la Fiscalía de Veracruz, tras detonar el escándalo por su parentesco con la mujer a quien la SEIDO —Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada— ubicó hará dos años como “segunda en mando” en la plaza jefaturada por el tristemente célebre Hernán Martínez Zavaleta, alias “Comandante H”, cabeza de la organización zeta en el sur de la entidad.
Su defensa es demencial. Cuitláhuac García acude al fuego y se inmola en él. Esgrime los “resultados” de Verónica Hernández en una fiscalía que arrebató a Jorge Winckler Ortiz, vía un golpe artero del grupo morenista en la Comisión Permanente del Congreso de Veracruz, que violó la ley, que se arrogó atribuciones sin sustento legal.
Pero sus “resultados” son paja, aprehensiones a mansalva, unas con fundamento, otras violatorias de la ley, acusando inclusive a ciudadanos por delitos que en casos diversos no se sostienen en el proceso penal.
Su argumento, pues, es torpe. Frente a los “resultados” se erige el vínculo entre la fiscal Verónica y su prima “La Jefa”, apodada así en fichas emitidas por la SEIDO, que cuestionan si la encargada de la Fiscalía de Veracruz ocultó en sus exámenes de control y confianza el parentesco con Guadalupe Hernández, acusada por secuestro.
De “La Jefa”, segunda en el mando de Los Zetas en el sur de Veracruz, se supo en tres ocasiones: cuando la SEIDO reveló la existencia de charlas, contacto y condición de informante del secretario de Seguridad Pública en el gobierno yunista azul, Jaime Téllez Marié, de la que tenía conocimiento la Agencia de Investigación de la Procuraduría General de la República; la revelación del parentesco entre la fiscal y Guadalupe Hernández por una pesquisa periodística de la columnista Claudia Guerrero, y la aceptación de esa familiaridad —primas hermanas— al comparecer Verónica Hernández ante el Congreso de Veracruz.
A partir de ahí, el reino zeta volvió a escena. Como en los tiempos de Fidel Herrera y Javier Duarte.
Semanas después, el gobernador de la 4T en Veracruz tiende su manto sobre la prima de “La Jefa”, cabecilla de células dedicadas al secuestro, según reportes del aparato judicial.
Nebuloso, sin embargo, el rango de Guadalupe Hernández Hervis. Un tema es ser operadora del secuestro y otra ser segunda en el mando entre los zetas del sur de Veracruz.
Hasta el episodio con Téllez Marié, a “La Jefa” sólo se le imputaba una relación sentimental con Juan Adiel García Lezama, El Tegogol, un ex policía ministerial estatal, radicado en San Andrés Tuxtla, él sí cercanísimo al “Comandante H”. Y las sospechas de su participación en secuestros.
A Guadalupe Hernández Hervis se le veía esporádicamente en reuniones del primer círculo zeta, siempre junto a Juan Adiel. Su cercanía, registrada en fotografías. Ella sonriendo sin reparo, él mirando a la lente al tiempo que su brazo la cobija.
Hernán Martínez Zavaleta, su líder, alcanzó la cumbre zeta tras el paso de otros matones de fama sangrienta: Erick David López Hernández y Braulio Arellano Domínguez, apodado “El Gonzo”, y un sicario y enlace con entes políticos que respondía al apelativo del “Kalusha”, muertos todos cuando ya habían dejado Coatzacoalcos.
Junto al H figuraban tres mandos más: José Giraldo García Carmenate, “El Cubano”, presuntamente superior en jerarquía, y Julio César Rodríguez Briones, alias “El Moto” o “El Caballero”, ejecutado tras desatarse una revuelta en la banda por el control de la plaza.
“El Cubano” se halla sujeto a proceso penal; “El Caballero”, bajo tierra. A Carmenate lo pescaron en Cancún y lo trasladaron a la Ciudad de México. Al Rodríguez Briones le hicieron ajuste de cuentas luego que desatara una oleada de secuestros, muerte, zozobra y un intento por deponer al H. Citado a una reunión en Villahermosa, capital de Tabasco, ya no se le volvió a ver con vida.
Y nunca, ninguna ficha policíaca, ningún esquema de la organización zeta había mostrado a Guadalupe Hernández Hervis como “número dos”. Era una pieza de las células dedicadas al secuestro y novia de Juan Adiel.
Guadalupe Hernández Hervis no cayó en prisión por operativos policíacos ni delaciones. Una visita al penal en que se hallaba recluido Juan Adiel García Lezama sirvió para no dejarla salir.
Ya ahí, tras las rejas, promovió amparos. Y su liberación se dio a la par que su prima Verónica Hernández protagonizaba diversos sainetes y se encumbraba de la mano del gobernador Cuitláhuac García, de Erick Cisneros, de quien fue directora jurídica en la Secretaría de Gobierno.
Dos días tenía la fiscal carnala del gobernador balconeándose en redes cuando a “La Jefa” le sonrió la ley. Un amparo tumbó uno de sus juicios. Otras dos imputaciones siguen pendientes y la Fiscalía de la prima Verónica sin actuar.
La impunidad va de la mano del cinismo. “La Jefa” es la nueva intocable en el régimen de la Cuarta Transformación y la fiscal Verónica Hernández, su prima, es convidada de piedra en el sainete de la restauración del santuario zeta.
Rafagueado por el Sistema Estatal Anticorrupción, que preside Emilio Cárdenas Escobosa, por diputados yunistas azules y el PRD, que demandan la separación de Verónica Hernández de la Fiscalía de Veracruz, Cuitláhuac García sostiene con las uñas a su engendro legal.
Con Fidel Herrera llegaron Los Zetas a Veracruz. Con Javier Duarte permanecieron y aún enfrentan al Cártel Jalisco Nueva Generación. Con Cuitláhuac García se mantiene la impunidad zeta.
Sus capos son acuerpados por el aparato de poder y se mimetizan con el jet set. Hacen vida social mientras despliegan su maquinaria criminal.
Así ocurría con el Comandante H, ícono del priismo, cuate del yunismo azul, con un fiscal que le concedió hasta la dispensa de la necropsia de su lugarteniente, amigo de navales y policías a los que solía pagarle la cuenta en restaurantes. Así llegó a sentirse primera autoridad.
Jefe de “La Jefa”, Hernán Martínez Zavaleta celebró, por ejemplo, sus bodas de oro en el Centro de Convenciones de Coatzacoalcos y las reseñas sociales causaron asombro en la sociedad.
Tentó a empresarios, alcaldes, líderes políticos. A los hermanos Chagra —Roberto y José Antonio—, los preferidos del fidelismo, les rentó pisos en un edificio para instalar ahí un gimnasio de lujo, el Golden Bull Fitness, apadrinado por la ex campeona mundial de boxeo, Mariana “La Barbie” Juárez.
Y en otro negocio de Beto Chagra, el restaurant Port House, el Comandante H solía charlar con la prima del propietario, Genoveva Chagra, su propagandista que solía subir fotos a redes sociales en que era visto rodeado de matones.
Otra célebre anécdota de sus incursiones públicas ocurrió en el municipio de Cosoleacaque. Ahí se congregó un sector del panismo del sur de Veracruz. Y ahí compartió la mesa principal con el hoy alcalde de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, hijo del entonces gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, que meses después lo envió a prisión.
Hernán es de los capos que se mueven al amparo del poder. “La Jefa” nunca tuvo ese nivel. Su fama aún no detonaba. Fue meses después, tras la aprehensión del Comandante H por el crimen de un taxista, su esposa y sus cuatro hijos de 3, 4, 5 y 6 años, y que se le imputaran cargos por secuestro y delincuencia organizada, que Guadalupe Hernández alcanzó notoriedad.
Hoy, el clímax se da en la relación familiar con la fiscal Verónica Hernández Giadáns, su prima, una bomba periodística detonada por la periodista Claudia Guerrero Martínez en su columna Entre lo Utópico y lo Verdadero, evidenciando el conflicto de interés, el tufo a complicidad, el rastro de la corrupción.
Otros comunicadores como Ignacio Carvajal acreditaron que “La Jefa” libró una de sus denuncias apenas llegó la fiscal al cargo, luego de dejarse ver en fotografías con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero.
“La Jefa” erosiona a la fiscal carnala del gobernador. No se ejecutan acciones en su contra. No se aplica la ley. Su imagen se liga a la prima Verónica. Su impunidad se nutre de la desfachatez del preferido de López Obrador.
Guadalupe y Verónica, las primas incómodas; una zeta, la otra fiscal; una intocable, la otra sin ímpetu para aplicar la ley.
La fiscal huele a zeta y Cuitláhuac disfruta el aroma.
Archivo muerto
Políticamente, Mónica Robles es un desastre. Sus foros sobre matrimonio igualitario tienen dos aristas: los que revientan por las protestas de la banda conservadora y los que sirven de escenario a las focas aplaudidoras de la diputada Succión. Coatzacoalcos nunca le ha venido bien a Mónica Robles de Hillman. Ahora peor por el foro en que el repudio a su proyecto de reforma al Código Civil y a sí misma —“no nos representas”, le gritaban— fue brutal. Días después fue cancelado el foro programado para Boca del Río. Antes había reventado el de Córdoba. Y ya convencida de su impopularidad y que vender los matrimonios gay es algo más que el mayoriteo en el Congreso de Veracruz, se fue por la ruta fácil: un foro entre cuates. Al la sede del Congreso de Veracruz convocó a grupos afines. Hubo puertas cerradas a los opositores al proyecto. Y suscitó otra felpa. Mónica Robles rodeada de sus focas y afuera del recinto, excluidos de la reunión, los defensores del matrimonio tradicional, destrozándola. Y si algo le faltaba era la posición radical de la Iglesia católica. Ahí se agravó el tema. El arzobispado de Xalapa la confronta: “El espacio fue llenado con aplaudidores previamente seleccionados”, “No existe el mal llamado ‘matrimonio igualitario’, es sólo una ficción jurídica”, “Es mentira que la diputada promueva la inclusión, el encuentro, el diálogo y la no discriminación”. “No se hubiese cerrado las puertas a los ciudadanos, dejándolos afuera en la calle y blindándose con fuerzas de seguridad”. “Se esperaba tal vez que Xalapa coronara una gira triunfal… en realidad fue un fracaso más. El foro sólo evidenció las intenciones y las estrategias de la diputada”. Y el clero le augura una batalla más encarnizada aún… Segunda amenaza. Domingo 19, a eso de las 21:55 horas se difunde en redes sociales un supuesto reporte de agresión a este columnista y mi esposa. “Tarjeta informativa: para Subfiscal Zona Sur. Siendo las 6:50 de la tarde de hoy domingo se recibió una llamada de auxilio al 911 de parte del señor Mussio Cárdenas Arellano, quien se identificó con periodista. Cita el señor Mussio que a su casa llegaron cuando menos 4 sujetos, quienes luego de tirar la puerta de su vivienda, se dedicaron a saquearla. Reporto el comunicador que él junto con su esposa fueron amarrados, golpeados y amenazados por los delincuentes. Al lugar se presentó una unidad de la cruz roja quienes brindaron los primeros auxilios. Reporta. Cabo de guardia. V.L.M.”. El mensaje cita un hecho falso. La agresión nunca existió. Días antes, el periodista Federico Lagunes Peña, alias Pulgoso, director del sitio Municipiossur, se afanaba en obtener la dirección de mi domicilio. El 10 de enero llamó a por lo menos dos conocidos. Ambos le negaron información. El supuesto reporte al “Subfiscal Zona Sur” fue profusamente difundido en redes sociales la noche del domingo 19. En la cadena de emisores y destinatarios en la red social WhatsApp aparece el nombre de una operadora del ex secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos, Víctor Rodríguez Gallegos. La afinidad entre Lagunes Peña y Víctor Rodríguez está acreditada: su hijo, Federico Lagunes Santos, es suplente del regidor del ayuntamiento de Coatzacoalcos, Felipe de Jesús Rodríguez Gallegos. Del interés del grupo allegado a Víctor Rodríguez Gallegos por conocer mi dirección, se da cuenta además en dos audios en el que se escucha la voz de una reportera que habla de “mucha presión”. Del mensaje con la amenaza implícita fue enterada horas después la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas para lo que proceda… Tras años de trifulca legal, Arkitektur ya se come un pedazo de Coatzacoalcos. Sobre el predio Los Almendros, entre la colonia del mismo nombre y el malecón playero ha de construir viviendas de interés medio y pondrá a la venta lotes urbanizados. Arkitektur, que irrumpe desde el misterio, se apropia de una buena porción de la mal llamada reserva territorial, vía Construplaneación, S.A. de C.V., a la que le adquirió el terreno, y ésta a su vez lo había obtenido de Constrec, S.A. de C.V. Tiempo después, Manuel Bringas Burelo, el autoproclamado Conde de Bringas, acelerado por el abogadazo de los litigios podridos, Samuel Muñoz de la Rosa, reclamó primero, y motivó una invasión después, en la que participó un pastor evangélico, don Benito, el tío de la frondosa Yolanda, la que cobraba las mensualidades a los paracaidistas, la que Samuelín Pillín se tiraba al plato para que el negocio resultara jugoso y sabroso, según revela en video una de las víctimas del fraude. Detrás de Arkitektur apareció la pandilla de los Tubilla. El abogado que promovió el desalojo fue Jorge Ramírez Pérez, concuño de Tony Macías, el suegro incómodo del ex gobernador Javier Duarte y padre de Karime Macías, la ex vicegobernadora de Veracruz. A su lado, los abogados afines a Tony Macías: el ex subprocurador Jorge Yunis Manzanares y el abogado patito, Juan Carlos Charleston Salinas, que por años usó un título falso de la Universidad Veracruzana y así ocupó una agencia del Ministerio Público del Fuero Común en Coatzacoalcos y la Secretaría del Ayuntamiento de Nanchital. Hoy, sigilosamente, cuando el escándalo Duarte está a punto retomar su nivel, Arkitektur, la fachada de Construplaneación y de Constrec, inicia el desarrollo inmobiliario en Los Almendros, sobre el predio adyacente a otro que Fidel Herrera Beltrán, entonces gobernador de Veracruz, le vendiera a precio de ganga a su amigo, el narcoempresario Francisco Colorado Cessa, lavador de dinero de Los Zetas, sentenciado a 20 años de cárcel en Estados Unidos, supuestamente fallecido en prisión…
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