Corredor Interoceánico: el tren del nunca jamás
* No modernizan los puertos ni pagan las tierras * López Obrador y el engaño de Marín Mollinedo * Y ahora le inyecta 120 mil millones de pesos más * En manos de Creel, el derroche de Gutierritos * Coatza, tercero en robo a negocios * Nanchital, el “cochinito” para la campaña de Nahle * Le zumban a la jefa de la Jurisdicción Sanitaria XI
Por Mussio Cárdenas Arellano
Engañado y autoengañado, Andrés Manuel ve el desastre y no lo ve. No avizora el fracaso del Corredor Interoceánico por sus yerros y contradicciones, o por las tierras que no termina de pagar, o por la traiciones de sus “leales”, o por el saqueo y el contratismo rapaz.
Peor que el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) no se hunde solo por amparos contra el estatus de “obras de seguridad nacional” ni por subterfugios legales sino por la inacción de Rafael Marín Mollinedo, el “leal” director del proyecto, alias “El Incapaz”.
No lo torpedean los ambientalistas pero sí los campesinos, dueños de la tierra que se resisten a entregarla por 20 centavos, o a sucumbir al sueño presidencial, o porque los tripula un ex funcionario de la Procuraduría Agraria al que López Obrador llama corrupto pero no le endilga acción legal.
No se dejan comprar con el himno de la Cuarta Putrefacción que los insta a ser parte de la historia, dejando que su tierra se convierta en derecho de vía o zona de parques industriales donde los inversionistas multiplicarán su riqueza mientras al originario de esas tierras ni las gracias les darán.
Se pule Andrés Manuel en hacer realidad el sueño de Porfirio Díaz, el dictador al que suele denostar. Porfirio vio en el tren una herramienta de desarrollo; López Obrador también. Porfirio avizoró el potencial del Istmo de Tehuantepec; Andrés Manuel también. Porfirio enfrentó las resistencias de los oriundos de esas tierras; AMLO también. Porfirio vio al Pacífico como otra opción comercial; López Obrador también.
Los conservadores son así. No requieren hablarse. Se identifican. Se huelen. Se sienten.
Pudo ser el proyecto de mayor impacto en el sexenio, pero Andrés Manuel lo dejó a la zaga. Y Marín Mollinedo lo terminó de fregar.
Priorizó el aeropuerto Felipe Ángeles que, a falta de vuelos y pasajeros, hoy sirve como Arena Coliseo donde los que vuelan son los luchadores desde la tercera cuerda en función gratuita.
Priorizó la refinería de Dos Bocas que hoy provoca una mofa monumental entre los detractores del obradorato. Su artífice, Norma Rocío Nahle García, secretaria de Energía, ofreció construirla en tres años con un costo de 8 mil millones de dólares —160 mil millones de pesos— y aún no termina de armar el rompecabezas, embonar las piezas, insertar los tornillos, pegar los tubos, cortar los listones con que el presidente inauguró una obra a medio concluir y con un costo que se disparó a 20 mil millones de dólares —400 mil millones de pesos—. El fiasco total.
Priorizó el Tren Maya, que arrancó sin manifiesto de impacto ambiental, devastando la selva, alterando el hábitat de especies animales, afectando el sistema hídrico, poniendo en riesgo los cenotes que dan vida a la zona este de la Península de Yucatán, violando toda legislación y para ocultar corruptelas, decretó que la obra es de “seguridad nacional”. La bajeza de AMLO es épica.
El Corredor Interoceánico se desbieló antes de arrancar.
Lo puso en manos de Rafael Marín Mollinedo, amigo de la familia López Obrador, que de macro proyectos sabe un nabo.
Uno y otro, el mesías de Macuspana y el amigo, han exhibido ignorancia y cuento, ocurrencia e improvisación, mentira y engaño. Y su capacidad para tirar 15 mil millones de pesos a la basura.
Pregonaba Andrés Manuel que en el Corredor Interoceánico, que conecta los puertos de Coatzacoalcos, en Veracruz, con Salina Cruz, en Oaxaca, vía ferrocarril, no habría capitales extranjeros. Luego dio un salto atrás. Anunció la participación de la firma Suburbana Jurong en la elaboración del plan maestro del proyecto.
Hay de proyectos fallidos a proyectos fallidos. Pero el Corredor Interoceánico es único en el mundo.
En dos años, el derecho de vía no se halla totalmente liberado. El gobierno no es dueño de la tierra por donde se pretende realizar el tránsito de mercancías, vía ferrocarril. O sea, es dueño de nada.
Y por ello, recelosos, los dueños de la tierra exigen un pago justo, no 30 denarios ni miserias.
En diciembre de 2021, campesinos de Ixtepec, Mixtequilla y San Blas advirtieron el engaño de Marín Mollinedo. “Nos dijo que el pago se ejecutaría entre noviembre y diciembre de este año”, según difundió el periódico El Universal. Pero no llegó.
“Ya va a terminar diciembre y las autoridades del CIIT no cumplieron su palabra, y por esa razón hay molestias e inquietudes de los campesinos, que tras largas asambleas acordaron vender sus tierras”, refirió el presidente de los comuneros de Ixtepec, Obed Ortega Martínez.
En Ixtepec el proyecto requiere 440 hectáreas. Los campesinos exigen 114 millones de pesos. Pero hasta el mes de junio no había acuerdo con Marín Mollinedo.
A los campesinos de Mogoñé les ocurre igual. Una de las tomas de carretera obedeció al engaño de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, encabezada por Román Meyer Falcón, al negarse a cubrir una indemnización ordenada por el Tribunal de Justicia Agraria. Sedatu ofrece pagar 22 mil pesos por hectárea cuando que tierras de esa dimensión se cotizan en 240 mil.
A las protestas, López Obrador les responde con mano de hierro. Cuando tomaron la carretera Coatzacoalcos-Salina Cruz, les envió a la Secretaría de Marina. Usó el puño contra los ciudadanos.
El retraso en la rehabilitación de las vías del ferrocarril de Istmo de Tehuantepec avizora el fracaso. Fue proyectada para 302 días y lleva más de 880 días en ejecución. Más de un año perdido.
La puntilla se la dio López Obrador, en marzo pasado. Sin mayor consulta, decidió que los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, que a su vez se habían integrado al CIIT en diciembre de 2019, quedarían bajo control de la Secretaría de Marina.
Así, dejó en suspenso los fallos de las licitaciones de las Terminales Especializadas de Contenedores (TEC). Y las tierras no han sido pagadas. Y el tendido de vías férreas aún no concluye.
O sea, al Corredor Interoceánico le faltan los extremos y el centro; o sea, todo.
El portal T21 reseñó que las licitaciones avanzaron hasta la presentación y apertura de proposiciones, pero los fallos fueron postergados cuando quedó en manos de la Semar.
“Las licitaciones consistían en el diseño de los anteproyectos y otras obras complementarias para la construcción y operación de las dos TEC, una en Coatzacoalcos y otra en Salina Cruz, proyectos necesarios para la operación del Corredor Interoceánico”.
El engaño ha durado meses y años. Pero en marzo, el presidente lanzó un reclamo público por el empantanamiento de las obras y la liberación del derecho de vía. Tres meses después, volvió a insistir en que el Corredor Interoceánico operaría antes de concluir 2022.
El 11 de junio, deslizó entre líneas el tema del retraso:
“Los dos puertos (Salina Cruz y Coatzacoalcos) y la vía se va inaugurar en agosto, ojalá, y no le hace que no sea agosto, que sea en septiembre; que podamos resolver lo del derecho de vía para tener un gasoducto de Coatzacoalcos a Salina Cruz. Hay que fijarnos un plazo para tener ese derecho porque tenemos un contrato de gas que nos permite tener volúmenes suficientes de gas para poder exportarlo a Asia”.
Tácitamente le dijo a Marín Mollinedo que es un inútil. Pero lo mantiene en el cargo.
El CIIT es un barril sin fondo. En 2020 ejerció un presupuesto de 4 mil 133 millones de pesos. Para 2021 se les asignaron 10 mil millones de pesos más. Hoy dice López Obrador que se le inyectarán 120 mil millones en la construcción de un gasoducto, una planta de licuefacción y una coquizadora.
Ese día, el 11 de junio, Andrés Manuel volvió a mentir. Enfatizó que la seguridad del proyecto se halla en manos de la Secretaría de Marina. Si y no. Los navales están diseminados a lo largo del Istmo de Tehuantepec, pero la empresa Sepiver fue contratada para realizar servicio de seguridad privada con 36 elementos, ubicados en cinco puntos del proyecto. El monto del contrato es de 11 millones 179 mil pesos. ¿A quién va a cuidar Sepiver? ¿A los infantes de marina?
Sepiver, con domicilio fiscal en Boca del Río, Veracruz, es de la consentidas del régimen. Prestó sus servicios en la refinería de Dos Bocas. Antes tuvo contratos en Pemex, en Coatzacoalcos y Altamira, y en el puerto de Veracruz y en el puerto de Ensenada, Baja California.
De 2006 a la fecha ha recibido contratos por más de mil 500 millones de pesos, la mayor parte en el obradorato. El contratismo es el punto medular en este barril sin fondo.
El proyecto es una ilusión. le faltan tierras, vías férreas, terminales de contenedores, parques industriales. Es como el aeropuerto sin pasajeros, la refinería que no refina, el Tren Maya que devasta la selva. Pero el tren lo emociona.
Hay un solo pasajero. Es López Obrador. Está encantado con el tren del nunca jamás.
Archivo muerto
Santiago Creel, obligado a revelar cuánto derrochó Sergio Gutiérrez Luna en su fallida campaña. Asume el panista la presidencia de la Cámara de Diputados, este 1 de septiembre, y entonces se podrá identificar no sólo a cuántos achichincles insertó Gutierritos en la nómina, con qué salario, con qué prebendas. Se sabrá cuántas dádivas fueron dirigidas a la prensa palera que tuvo la encomienda de suministrarle aire a esa burbuja en que se convirtió el diputado federal de Morena, nativo de Minatitlán pero desarraigado, aspirante fallido al gobierno de Veracruz. Todo fue exaltar a un político de medio pelo cuyos desatinos terminaron en fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra; en denuncias penales contra integrantes del Instituto Nacional Electoral, de las que tuvo que retractarse; en un discurso hueco, demagogo, engañabobos, en el que sólo creyeron los ilusos y sus asalariados. El cuento fue entretenido hasta que la realidad llegó. Sus 138 votos en la elección interna de Morena, que no le permitieron ser consejero nacional, evidenciaron la nula fuerza política de Gutierritos. Tres años de show y en un instante se desvaneció. Ahora, Santiago Creel tiene todo para desmantelar esa estructura de impacto mediático que le costó una millonada a la Cámara de Diputados. Se sabrá, a detalle, el tamaño del derroche para forjar un candidato de papel de baño… Medalla de bronce a Coatzacoalcos en el delito de robo a negocios. Se suscitaron 266 casos de enero a julio de 2022. Sólo lo superan Veracruz puerto con 964 eventos y Boca del Río con 338. Debajo aparecen Xalapa, 184; Poza Rica, 72; Córdoba, 69, y Orizaba, 33. Solo en seis municipios la cifra alcanza mil 926 robos a negocios en el primer semestre de 2022. Pero en total, en los 212 municipios de Veracruz, la Fiscalía General del Estado ha abierto 2 mil 818 carpetas de investigación, de acuerdo con el portal AVC Noticias. El robo a negocios se incrementa. El peor momento se vivió en 2019 con 7 mil 532 casos; en 2020, 3 mil 262 robos; en 2021 ese delito se volvió a disparar hasta alcanzar 5 mil 760 eventos. La tendencia actual presagia que 2022 será el segundo año con más robos a negocios en lo que va de la administración del morenista Cuitláhuac García Jiménez. De nada sirven los alardes de que la inseguridad está bajo control… ¿Cuál es la alcaldía que ya hace las veces de “cochinito” de Rocío Nahle? Nanchital, por supuesto. Ahí no manda la alcaldesa Esmeralda Mora. Ahí se siguen los dictados de José Luis Peña Peña, marido de la secretaria de Energía, Rocío Nahle. Ahí operan los contratos de obra Pepe Peña y Miguel Pintos, ex secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos. Ahí son comprados uniformes para la policía con sobreprecio. Y la mano de Pepe Peña es un secreto a voces en todos los rincones del palacio municipal. A Esmeralda Mora Zamudio sólo le toca acatar y firmar. Y, obvio, capotear al Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz cuando haya que justificar el cúmulo de anomalías financieras. Nanchital convertido en el “cochinito” para la campaña de Rocío Nahle al gobierno de Veracruz. Y como ese, muchos otros ayuntamientos más… A Susana Morales Castro le llueve con todo. Que si es la más pura ignorancia en la Jurisdicción Sanitaria XI con sede en Coatzacoalcos. Que si ahí se vive un aquelarre de acoso laboral, desvío de recursos y extorsión a trabajadores. Que si ve la corrupción y la deja pasar. Le dan con todo a la protegida de Rocío Nahle, secretaria de Energía. Una parte de la historia protagonizada por la jefa de la Jurisdicción Sanitaria se cuenta en redes sociales; la otra, en fuentes directas de la dependencia. “Ha solicitado que le den parte de sus recursos que son para actividades de los programas de salud prioritarios (…) La supuesta justificación que argumenta es qué los usará para hacer remodelaciones a la jurisdicción, cuando este lo inmueble es rentado a SESVER por conocida inmobiliaria. Por otra parte solapa a funcionarios corruptos, como es la jefa de equipos zonales, Dra Angela Suahill Sosa Villalobos, que en contubernio con personal han cometido robos de medicamentos de gran costo, para comercializarlo en consultorios particulares con la anuencia de la jefa Jurisdiccional y la jefa de equipos zonales”. La denuncia pública añade: “Utiliza los recursos como fumigaciones de vectores obligando a su coordinador con amenazas y abuso de autoridad a hacer uso indebido para pagar favores a personas del ayuntamiento de Coatzacoalcos y Pemex, desviando los recursos que son para atender casos confirmados de enfermedades transmitidas por Vectores de esta zona endémica cómo son dengue, paludismo, chaga, etc. Y no para fumigar casas de gente rica o funcionarios corruptos”. Y en el obradorato siguen con el cuento de “no mentir, no robar, no traicionar”. Ajá…
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