Claudia Guerrero y la extraña muerte de la prima del gobernador
Por Mussio Cárdenas Arellano
La rabia y la saña de Cuitláhuac tienen mil aristas, vaciándolas contra Claudia Guerrero por sus denuncias, por sus hallazgos, por revelar las transas, el falso doctorado y hasta por la muerte de su prima en una presunta borrachera feroz.
La rabia le nace al saberse desnudo, exhibido, ridiculizado por Claudia Guerrero Martínez con su camisola amarilla, las bermudas con tirantes, los zapatos grotescos, de payaso, y el sombrero de copa. Eran los días en el “Cuícaras”, su mote artístico, servía para hacer reír a los niños. Hoy no hace reír ni a su padre ni a su madre. Los hace llorar.
La rabia lo mueve al verse como es, transa y vesánico, abusivo del poder, comandando una pandilla de ambición enfermiza, que lo mismo construye redes de empresas fantasma que inscriben en las nóminas a los amigos y las amigas, las amantes y los trans, succionando el erario en esto que llaman la Cuarta Transformación.
Recicla la rabia en cada entrega de Entre lo Utópico y lo Verdadero, la columna suscrita por Claudia Guerrero, directora del portal Periódico Veraz, donde Veracruz conoce a diario la infinita capacidad del porro-gobernador para hurtar lo que es del pueblo, las obras-fiasco donde dilapida el presupuesto, la interminable corrupción en Seguridad, Salud, Educación, el DIF, Obras e Infraestructura, en el Congreso y hasta en el Poder Judicial.
Claudia Guerrero lo irrita y lo pone fuera de sí. Lo reduce a la condición de un vulgar ladrón. Retrata al capo de una banda que no se ha robado un botín mayor que el de Javier Duarte porque el priista —su aliado en la elección de 2018— dejó poco para robar.
A Claudia Guerrero la tiene atravesada en el alma. Claudia Guerrero lo midió desde antes que fuera gobernador. Y le ha documentado, uno a uno, cada desvío de recursos, el suberjercicio año por año, licitaciones amañadas, compras infladas, sobreprecio en los uniformes de policía.
Ha sido demoledora exhibiendo las locuras de Eric Patrocinio Cisneros Burgos, secretario de Gobierno, el gobernador bis de Veracruz, intentando asumir condición de patriarca de la Cuenca del Papaloapan, las embarcaciones para surcar el río, un proyecto turístico que resultó flor de un día. O el libro que se financió con los dineros del compadre de la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.
Y qué decir de la persecución política. Decenas de rivales políticos, desde Rogelio Franco, ex secretario de Gobierno en el régimen yunista, hasta José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, amigo de Dante Delgado, líder nacional de Movimiento Ciudadano, y brazo derecho de Ricardo Monreal Ávila cuando era el todopoderoso en la Cámara Alta. A Del Río Virgen le imputó la autoría intelectual de un crimen que no le pudo probar.
Documentó los negocios sucios, los negocios ilegales, los negocios brutalmente abusivos del líder del Congreso, Juan Javier Gómez Cazarín, el trácala de Hueyapan, un repollo priista que en los días de gloria de Javier Duarte le caravaneaba al célebre ladrón.
Compañero de correrías de Cuitláhuac García —y otras andanzas non sanctas—, Gómez Cazarín sembró de viejos socios la estructura del Congreso de Veracruz. Y desde ahí los negocios fluyeron, así dejaran tras las rejas al alcalde de Lerdo de Tejada, un allegado al clan.
Claudia Guerrero hizo énfasis en el asalto a la Comercializadora Maga, en Río Blanco. Describió lo que había en el único video que los ministeriales-criminales no pudieron detectar: la golpiza a seis empleados, la tortura, las bolsas en la cabeza, asfixiándolos, las patadas en el pecho, la siembra de mercancía robada y la destrucción de otras cámaras para borrar evidencia.
Todo obedecía a la negativa del dueño de la bodega, José Antonio May González, a volver a financiar a Morena como ya lo había hecho en 2018.
Y son tantos y tantos episodios criminales, tantas corruptelas del Cuícaras-gobernador, tantos pasajes que violentan la ley, documentados en Entre lo Utópico y lo Verdadero, que Cuitláhuac García tarde o temprano sentiría la tentación de reprimir.
Hay un hecho crucial. Claudia Guerrero lo publicó el 16 de septiembre de 2019. Bajo el título “Un vómito que cambió la vida a Cuitláhuac García Jiménez”, describió la muerte de su prima Alejandra y la razón por la que el hoy gobernador, hace dos décadas tuvo que huir, dejar Veracruz y simular que cursaría un doctorado en Alemania.
Lo relata con su antiguo estilo del sueño que describe una realidad. Habla de una escena de muerte, una joven sin vida, un caso de broncoaspiración por consumo de alcohol.
“Me traslado a unos cuartos localizados en una vecindad. Éstos se rentaban para familias de escasos recursos y para estudiantes. Era un negocio de rentas de la familia García Jiménez. En uno de ellos, se percibía un fuerte olor a alcohol y vómito, así como yacía un cuerpo inerte, del cual los peritos de la Procuraduría y elementos de la SSP de Veracruz realizaban certificación y el protocolo de rigor, al reportar a una persona muerta. Hora del fallecimiento: 01.30 horas. En ese momento se escuchan llantos, balbuceos y hasta pasos en el piso de arriba”.
Agregó Claudia Guerrero:
““Mujer, edad según familiares 25 años, nombre Alejandra ‘X’, profesión estudiante. Una persona de sexo masculino reportó el fallecimiento de la mujer, en la calle de Chihuahua, en la Colonia Progreso Macuiltépetl, por lo que elementos de la SSP hicieron acto de presencia para certificar el fallecimiento de la víctima, dar parte a peritos y elementos ministeriales, así como al Ministerio Público para dar fe del fallecimiento de la víctima. La causa de la muerte fue por bronco aspiración. Probable consumo de bebidas alcohólicas. Fue reconocida por su hermano Eleazar Guerrero Pérez (hoy subsecretario de Finanzas del gobierno estatal)”.
Atanasio García Durán, padre de Cuitláhuac García, era diputado local, militante del Partido de la Revolución Democrática. Pidió ayuda, señala Claudia Guerrero. Evitó el escándalo. Dejó todo en manos del entonces gobernador, Fidel Herrera Beltrán. Y éste instruyó al secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez.
Atanasio García fue convertido en presidente de la Mesa Directiva del Congreso y operó como un alfil fidelista. Y Cuitláhuac García se trasladó a Alemania a realizar una estancia doctoral.
El relato de Claudia Guerrero, publicado en septiembre de 2019, caló hondo en la familia de Cuitláhuac. La periodista fue más allá. Recordó cuando entrevistó a Cuitláhuac García, en 2018, y lo obligó a reconocer que carecía del doctorado que se mostraba en el currículum del portal del Congreso federal y admitir que sólo había realizado una estancia doctoral.
Esa historia corría dentro y fuera de Morena cuando Cuitláhuac García apenas se había sentado en la silla de gobernador. El morenismo le conoce ese y otros lados flacos de Cuitláhuac.
Claudia Guerrero hoy enfrenta el asedio. Cuitláhuac García, vía la fiscal Verónica Hernández Giadáns, le abre una carpeta de investigación por el caso Angélica Sánchez Hernández, jueza estatal que en dos ocasiones ha sido aprehendida por haber acatado el amparo concedido por un juez federal a Itiel “N”, acusado del asesinato del ex diputado priista, Juan Carlos Molina.
La jueza fue intervenida por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, el lunes 5. La mantuvieron incomunicada por cinco horas. Le sembraron droga. La obligaron a disparar un arma en un montaje, en el cuartel San José, en Xalapa, a fin de imputarle que había disparado contra los uniformados. Y 48 horas la tuvieron que liberar.
El 16 de junio, en la Ciudad de México, se aprehendió por segunda ocasión. Ahora se le imputa delitos contra la fe pública y tráfico de influencias.
A la par, el jueves 15, Claudia Guerrero recibió un citatorio de la Fiscalía. Se le da “calidad de investigada”. Le imputan que publicó parte de un documento que se hallaba en proceso de instrucción dentro del juicio a Itiel “N”, alias Compa Playa.
Es la nueva vendetta, la venganza contra Claudia. Cuitláhuac se la quiere cobrar.
Así es como reprime el porro-gobernador.
Archivo muerto
Alito se decanta por Adolfo Ramírez Arana y hay presagio de renuncia masiva en el PRI. Dicta la línea por un duartista de ambición sin límite, que saltó de la medianía a la opulencia, el que dejó la alcaldía de Paso de Ovejas por irse a la diputación y abonó en el terreno para que su esposa Rosa Elena Valdés ganara la presidencia municipal en el siguiente período. Ramírez Arana ya fue líder del Frente Juvenil Revolucionario y hoy es líder del sector popular del PRI en Veracruz. Su fama —mala fama— se finca en esa magia para acumular fortuna en unos cuantos años, saltar de un cargo a otro, heredarle espacios políticos a su esposa y, sobre todo, ser un clon de Javier Duarte, el ex gobernador que por ladrón terminó procesado y condenado a purgar una sentencia de nueve años en el Reclusorio Norte. Eso es lo que representa Ramírez Arana y eso es lo que Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas quiere para el PRI en Veracruz. El relevo generacional le vale. Su duartismo, no importa. Que se desgrane el PRI, renuncien los cuadros operativos, se extingan las estructuras. Cumple “Alito” Moreno con el plan obradorista, acabando con lo que queda del otrora poderoso partido tricolor. Si en Hidalgo se dio la historia renuncia de toda la bancada priista en el Congreso del estado y de la dirigencia estatal, en Veracruz el éxodo llevará al PRI a la pérdida del registro, mientras la militancia encuentra cabida en el PAN, PRD o Movimiento Ciudadano… Priistas de a pie, panistas de a pie, van por un frente amplio que incorpore a actores de la sociedad. Luego que el delegado del PRI nacional en Veracruz, Pedro Gutiérrez Gutiérrez, resultó todo un marrullero, entregado a la causa de Marlon Ramírez Marín y Fernando Kuri Kuri, presidente estatal y secretario de Organización, respectivamente, el priismo lo mandó a volar. Los panistas, igual. Federico Salomón Molina, dirigente estatal, no da una. Llegó con el aval de los Yunes azules, por acuerdo con la corriente de Tito Delfín, pero lo que dice no pesa, no sacude a nadie ni impacta. Y como el tiempo apremia, unos del PRI —Sheila Jara y Rafael Madero—, otros del PAN —Alfredo Phinder y Juvenal Patiño—, van armando el frente en el que aseguran que habrán de privilegiar las propuestas de la sociedad. En teoría, bien. Mal, si la pretensión es ir por la enésima regiduría en el ayuntamiento de Coatzacoalcos en la elección municipal de 2025. Porque se supone que la prioridad es tener propuesta para el proceso electoral federal y local de 2024, y que la sociedad esté representada, pues el voto de los “sin partido” cuenta… Ni Cheva, ni Tania, ni Pintos. Rocío Nahle quiere a su compadre, Arturo Quintanilla Hayek, en la alcaldía de Coatzacoalcos. El tiempo de las rémoras llega a su fin. A Eusebia Cortés le dio en demasía: una regiduría donde fue un cero a la izquierda; una diputación donde el gobernador la acusó de chantajista; la presidencia de la Comisión de Corredor Interoceánico, del que no sabe ni la o por lo redondo. Tania Cruz Santos se pulió, creció, tuvo un desempeño relevante y llegó al cenit con la presidencia de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, pero hasta ahí. De Miguel Pintos lo único que se recuerda fue el acta falsificada con la que despojaron a Ember Ballinas de las canchas de futbol rápido para robarse el pedazo de predio que faltaba al ayuntamiento encabezado por el morenista Víctor Manuel Carranza Rosaldo para que Pemex bajara los recursos en el Parque Miguel Hidalgo, y aquella barbajanada de disponer la cremación de cadáveres sin consentimiento de los familiares cuando comenzaba la pandemia de covid; un asunto de desaparición forzada. A los tres, Nahle ya les dio. Ahora va su compa, Arturo Quintanilla, un empresario al que le entregará el municipio de Coatzacoalcos, su presupuesto, los negocios que se construyen al amparo del poder, la economía subterránea, los proyectos que se vinculan con la industria y concretamente con la petroquímica, que es el delirio y obsesión de la zacatecana, y si los astros se le alinean, hasta que la basura de Coatzacoalcos sea enviada a la planta de tratamiento del Clan Quintanilla en Chinameca, así termine siendo una sangría para el erario por el traslado de los residuos y el desgaste brutal que sufrirán las unidades de limpia pública. Arturo Quintanilla, el compa favorito, será alcalde sólo si Rocío Nahle, en 2025, ya es gobernadora de Veracruz, si triunfa por el efecto López Obrador. Porque el efecto Cuitláhuac es hasta para perder la vergüenza; para sufrir el voto de castigo de un pueblo que ve a un rufián y su pandilla criminal robando y abusando, persiguiendo y encarcelando adversarios políticos, jueces, periodistas, defensores de derechos humanos, manteniéndolos tras las rejas con delitos inventados. Si Rocío Nahle logra ganar la gubernatura de Veracruz, que se ve imposible, el compadre Arturo Quintanilla tendrá en la alcaldía de Coatzacoalcos un jugoso botín, pero también años de persecución cuando Morena sea echado del poder… Armando Rotter es el único que cree en Armando Rotter. No entiende que su tiempo ya pasó. Fantasioso, mitómano, le vende a la cúpula del Partido de la Revolución Democrática que Coatzacoalcos lo ama, lo recuerda por su paso por la alcaldía, le debe la construcción del Itesco, del Teatro de la Ciudad y el Centro de Convenciones y la proyección del municipio a nivel nacional. Lo que Armando Rotter no aclara, es que muchos de quienes votaron por él en 1997 ya murieron; otros, hace 26 años, no habían nacido. Su espectro de votantes es relativo. Y cuando hurgan en sus desvaríos, peor. En 2021, fue de los aspirantes que pretendían la candidatura del frente PRI-PAN-PRD a la presidencia municipal. Lo expresó varias veces. De pronto, se desdijo. Y comenzó a despotricar contra la alianza de oposición y a afirmar que él comulgaba con Morena. Se mató solo. Rotter no cesaba de buscar a Andrés Manuel López Obrador. Quería insertarse en el proyecto del Corredor Interoceánico. El mesiánico le dijo que hablarían pero le puso como enlace a Rocío Nahle y ella lo congeló. Luego anduvo buscando una cita con el entonces alcalde electo, Amado Cruz Malpica. Amado lo toreó. Lo invitó a su toma de posesión y hasta ahí llegó. Y ahora finta que el PRD lo va a apadrinar. La intención es que Morena lo voltee a ver para dar el chaquetazo final. Mientras más grande, más mañoso…
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