La ministra no se toca, se quema
Por Mussio Cárdenas Arellano
A unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pasea la imagen de la ministra Norma Piña y es insultada, vejada, destrozada. Corean condenas. “Que renuncie”. “Es un honor estar con Obrador”. Y le prenden fuego.
A unos metros de la Suprema Corte, los Torquemadas de la Cuarta Transformación vacían la entraña. Gozan con las llamas. Festinan el mensaje. Quien proclame la independencia del Poder Judicial, debe arder.
Y el aquelarre es grotesco. La Santa Inquisición Cuatrera no va por los libros, ni por las herejías, ni por las blasfemias. Va por la ministra presidenta por no haberse hincado ante Andrés Manuel López Obrador.
Y por no ser cortesana y servil. Y por pintar su raya. Y por exaltar a las mujeres y refrendarles que en su día, el 8M, sólo ellas deben hablar. No como el mesiánico de palacio nacional que en el Día Internacional de la Mujer la figura debe ser él.
Y por respaldar a jueces que no consintieron las trastadas del gobierno de Andrés Manuel, a los juzgadores perseguidos de la Santa Inquisición Obradorista que liberaron presos políticos y ampararon a los que vieron violados sus derechos.
Y porque la ministra no se arredra. Ni se inmuta ni da un paso atrás. Ni le ha consentido al presidente el asalto a la Constitución, siendo la integrante del Poder Judicial que más le ha votado en contra sus ocurrencias y agravios a la ley.
Y la horda no la toca; la quema. Así el simbolismo de la piñata gigante, la imagen de cartón con la efigie de la ministra presidenta, a la que lanzan al suelo del zócalo y pisan y patean, a la que le corean “que renuncie, que renuncie” mientras a la ministra plagiaria, Yasmín Esquivel Mossa, ladrona de tesis, la consienten por ser cómplice de López Obrador.
E inicia el cántico del Santo Oficio obradorista: “fuego, fuego, fuego”. Y la efigie de la ministra Norma Lucía Piña Hernández comienza a arder.
Y todo ocurre a unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el edificio vecino del reyecito de Palacio Nacional.
Era sábado, 18 de marzo, día de conmemorar la expropiación petrolera. Pero el festejo se opacó. Las llamas consumiendo la efigie de la ministra presidenta, se robaron la función.
Norma Lucía Piña Hernández ha sido el acertijo que López Obrador no sabido resolver. Un día elogia que no sea servil y al siguiente acusa que es parte de la mafia del poder.
Un día intenta arrogarse el mérito de que la ministra no se haya puesto de pie para alabar a su Trastornada Majestad en el día de la Constitución, en Querétaro, aduciendo que si preside el Poder Judicial de la Federación es porque México ya cambió, que gracias a Andrés Manuel encabeza la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y luego la vuelve a embestir.
Vencido por el pleno de ministros, desechada la osadía de intentar imponer a Yasmín Esquivel, una delincuente que plagia, miente, amenaza, atropella, pretende amordazar a la UNAM, presiona al abogado al que le robo la tesis, López Obrador encontró una piña dura de roer.
Ya como cabeza de la Suprema Corte, el deslinde es claro. La autonomía es tangible. La dignidad es inquebrantable.
Que los jueces resistan y sean prudentes, insta Norma Piña.
Que el Poder Judicial Federal mantenga su independencia, fundamental para cristalizar la justicia.
Que se lea claro que basta mayoría simple en el pleno de ministros para determinar que una ley se invalida por los efectos inconstitucionales que pueda provocar.
Y ahí, justo ahí, se jode el Plan B de Andrés Manuel para cooptar, destazar y destruir el sistema electoral.
Fue Norma Piña quien realizó la consulta. Con mayoría simple, seis de 11 ministros, se puede declarar nula una modificación a la ley que provoque efectos inconstitucionales. Y la secundó su antecesor, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, que hasta entonces fue obradorista. Siguió el ministro Luis María Aguilar Morales, que apoyó la propuesta. Y la votación avaló que no se requieren las dos terceras partes en cuestión de efectos.
El dardo dio en el pecho que no es bodega de López Obrador. Y el veneno se esparció. Su Plan B, sus trampas legaloides a leyes secundarias para destrozar el sistema electoral, no pasarán.
Obvio, el 18de marzo fue día de enviar mensajes… y amanazas.
Sólo una figura ardía en el zócalo. No era Salinas de Gortari, ni Felipe Calderón, ni García Luna, ni Claudio X. González, ni Rosario Robles, ni Loret de Mola, ni Riva Palacio, ni López Dóriga, ni Jorge Ramos, ni Nayeli Roldán, ni Junco del Reforma, ni Ealy de El Universal, ni los Scherer de Proceso. Ninguno de ellos estuvo ese día en la agenda de la diatriba. Era Norma Piña, su efigie, la ministra presidenta que es mil veces superior a López Obrador.
Diría el mesiánico que la quema fue una expresión minoritaria. Falso. Fue la expresión física del discurso de odio de Andrés Manuel.
La secta se mueve así. La secta “razona” así. La secta vacía la tripa así, imitando a López Obrador.
Diría el presidente que fueron unos cuantos y que lo hecho es condenable. No. Lo hecho es la traducción de sus iras. Las hordas quemando la representación de la ley; festinando los fuegos que consumen la imagen de quien no se somete al capricho del aspirante a dictador.
Forma es fondo, reza la máxima política. Forma es una turba de fanáticos que arremeten contra la imagen con la que representan a quien preside el máximo tribunal del país.
Fondo es el mensaje a la Corte. Si los ministros no obradoristas traen en mente no hincarse ante López Obrador, las amarras del tigre quedarán sueltas, como amenazaría en sus días de candidato presidencial.
Si los ministros desechan el Plan B electoral de Andrés Manuel, la quema seguirá.
Sobre la plancha del zócalo, el Santo Oficio está de regreso. La Inquisición de los progres tienen licencia para invocar el fuego.
Los Torquemadas de la Cuarta Transformación ya no van por libros, ni por herejías, ni por blasfemias. Van por los contrapesos al Ejecutivo, los que disienten, los que encaran, los que confrontan al narciso de la frustración.
A la ministra no se le toca; se le quema.
Archivo muerto
Cuatro años y no terminan con el saneamiento de Las Matas. Cuatro años perdidos. Cuatro años en que ha persistido el atentado al medio ambiente. Desde aquel 1 de febrero de 2019, cuando Andrés Manuel López Obrador ofreció atender el impacto generado por las miles de toneladas de basura depositadas diariamente por los ayuntamientos de Coatzacoalcos y Minatitlán, poco o nada ha ocurrido. Se lucró con el impacto ambiental, el daño a la salud, la contaminación de los mantos freáticos. Lucró Rocío Nahle García, secretaria de Energía, pavoneándose en videos, notas de color, gacetillas a cargo de sus chayoteros a sueldo, pero en los hechos fue verbo y rollo. Al quinto año de gobierno, López Obrador vuelve a ofrecer el mismo sapo. Se lo van a comer los que gustan deglutir las fantasías del rey cuatrero. Ya en el quinto año, la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, presume avances del 34, 38 y 41 por ciento en tres áreas del basurero, pero del sitio que servirá como nuevo confinamiento, ni estudios hay. Y por supuesto, vendrá la asignación de la concesión al amigo, socio o compadre que se encargará del nuevo confinamiento. Y en una de esas Arturo Quintanilla y hermanos se salen con la suya y hacen realidad el tiradero de Chinameca que no han dejado de construir a contrapelo de lo que el pueblo decidió y por lo que los chinamecanos están dispuestos a incendiar la sierra… Unos cuantos vientos y se destartalaron las instalaciones de la Expo Feria. Algo de los 20 millones destinados al mantenimiento y reparación de áreas, se los llevó el norte. Volaban las láminas y se estremecía las estructuras de los stands de la feria, que esperan recibir a cientos de miles de visitantes, porque, eso sí, a falta de sitios donde ir, la Expo de Coatzacoalcos sirve para desfogar los ánimos así sea por 10 días y nada más. Pega el norte dos semanas antes del inicio de la Expo y sólo impacta en lo material. Malo que otra ventolera arrase con láminas y postes, estructuras mal tratadas, mal reforzadas, cuando ya esté en marcha la feria. Recuérdese que la Expo de Coatzacoalcos conlleva algo de maldición. En pleno evento, en los años 90, un temporal acabó con el palenque minutos antes que se presentara la jarocha Yuri. Las ventiscas era impresionantes. Se caía el cielo sobre Coatzacoalcos. En un abrir y cerrar de ojos, todo se había inundado. El sonido local conminaba a desalojar pues en máximo 10 minutos se cortaría el suministro de energía eléctrica. Al día siguiente, los estragos revelaron falta de drenaje pluvial. Los contratistas encargados de realizar el remozamiento de la Expo lo cobraron pero no lo realizaron. Fue un fraude. Fue un robo millonario. La naturaleza, con su fuerza impresionante, puso a flote la trastada. Una auditoría reveló el tamaño de la transa y la responsabilidad del entonces presidente de la Expo Feria, Leonel Azuela Córdova, quien al final y luego de mil peripecias legales logró evadir la ley. Hoy, un norte intenso ya voló algunas láminas. Algo de los 20 millones destinados al remozamiento de la Expo se perdió. Lo que se hace mal, termina mal… Al socio de Daniel Aguilar Avendaño debieran decirle “El “Milusos”. No sólo da mantenimiento a vías del tren sino que construye estacionamientos y lo que le pongan a su alcance. Irving Campos González, el socio “milusos”, va con Grupo Raudales, de Daniel Aguilar, en la construcción de las vías de ferrocarril que agilizarán el transporte de productos en la terminal marítima de Pajaritos hacia el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, por el que ganarán 345 millones de pesos, quizá algo más. Irving Campos González ganó otra asignación, asociado a Marissa Matus Ochoa, para la construcción del estacionamiento de empleados de la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) en Coatzacoalcos, y en otra, la del mantenimiento al drenaje pluvial, rehabilitación de tapas de trincheras y colectores principales en el recinto portuario, Irving y Marissa compitieron uno contra la otra. O sea, a veces son rivales y a veces son socios. Mientras, el que se sacó el premio mayor fue Grupo Raudales, de Daniel Aguilar Avendaño. Cuando se sepa quién es el padrino detrás de Irving Campos, en la Sener va a temblar…
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