Ni con insultos los pudo parar
Por Mussio Cárdenas Arellano
Andrés Manuel anda herido, jodido, rebasado por la masa de los que llama cretinos, de los que insulta por defender al Instituto Nacional Electoral, de los que salen y le arrebatan las calles, y se agandallan la agenda pública y le avizoran una derrota letal.
Cuatro, cinco días pataleando, bufando, trabado en el ataque, como un loco sin control, como un porro vulgar, denostando, agraviando, pero sobre todo, rumiando su error, porque logre, o no, pasar su reforma electoral, quedará como el dictador en ciernes, el falso mesías que al llegar al poder intentó degollar, desollar, desmembrar y regar los pedazos de la democracia en el basurero de la historia nacional.
López Obrador huele a derrota. Se metió con el INE y la causa del INE lo vapuleó. Generó repudio. Y gestó un movimiento, una revuelta. Y alentó el argumento, el debate, el cruce de ideas. Y se alzó la voz ciudadana, sacudiendo al país, recordando que el INE no es de los partidos, ni de Salinas, ni de Calderón o Fox, ni de los diputados y senadores, ni del empresariado, ni de los poderes fácticos. El copyright de INE es de la nación.
Una vez perdida la agenda, rebasado por el rechazo a su reforma, armó un vodevil inmundo, plagado de insultos y diatribas, la víscera en toda su expresión.
Hipócritas, les grita a unos. Clasistas, racistas, rateros y corruptos, les dice a otros. Ah, ¿no basta llamarles corruptos? Entonces les receta “corruptazos”. Y la sangre amarga del presidente no cesa de fluir.
“Hipócritas, achichincles, oligarcas, simuladores, saqueadores, aspiracionistas, defraudadores, antidemócratas, fifís, conservadores, clasemedieros, antijuaristas, neoliberales”. Y el insulto genial: “cretinos”.
Badulaque sin educación, escondió en un término lo que por falta de agallas no pudo decir. Un cretino es un estúpido. Un cretino es un necio.
No son cretinos los que defienden al INE. No son estúpidos.
No son cretinos los que enfrentan el ataque a la democracia. No son estúpidos.
El cretino es Andrés Manuel. El estúpido es él. El que insulta, el que quiere destruir al INE es él.
Le duele que le hayan ganado la calle. Y cómo lo atormenta saber que su reforma electoral, pase o no en el Congreso, tenga la suerte que tenga, es una derrota crucial.
Sus batallas las dirime a salivazos y la reflexión se reduce al exabrupto. Hueco, vacío, argumenta con falacias y no halla cómo justificar que el INE debe desaparecer.
Los que marchan lo ofenden. Los que marchan lo increpan. Los que marchan regatean la exclusividad que López Obrador se arroga para ejercer la protesta.
Es un escenario que va y viene en el sexenio obradorista. Aquellos que le arrebataron la agenda pública —feministas; los que votaron contra Morena en 2021; Loret de Mola exhibiendo la vida de opulencia de José Ramón, el hijo inútil de López Obrador, y los sobornos de Pío y Martinazo; el amasiato con el narco; el hackeo al Ejército; el libro El Rey del Cash— son presas de la ira presidencial. No porque sea mentira sino por no poder imponerles su verdad.
Los colectivos feministas lo rebasaron, tomaron las calles y Andrés Manuel montó en cólera. Para ellas no hubo empatía. Las bañó con improperios, expresiones cargadas de rabia. Manipuladas por la derecha, les dijo aun sabiendo que entre los grupos de mujeres hay que militan en la izquierda, madres que buscan a sus hijos desaparecidos, mujeres golpeadas, amenazadas, violentadas, mujeres que viven con miedo, mujeres migrantes que sufren la agresión, el racismo, el clasismo de policías y del aparato de poder. Ellas, en las calles, le arrebataron la agenda pública.
Perdió el control tras la elección de 2021. Fue irrelevante que Morena ganara 11 gubernaturas y el PVEM una. Lo crucial fue la derrota morenista en la Ciudad de México, las 10 alcaldías en manos de la oposición, la suma total de votos que si se hubiera elegido jefe de gobierno, el obradorismo habría perdido la capital del país. Entonces Andrés Manuel arremetió contra la clase media por “ingenua”, por darle el voto a la oposición.
Carlos Loret de Mola ha sido su tormento, su némesis. Exhibió la vida opulenta de José Ramón López Beltrán, sus lujos, la fastuosa mansión de Houston, el vínculo con la empresa petrolera Baker-Hughes, los contratos in crescendo en Pemex, y los sobres con sobornos para AMLO, vía sus hermanos Pío y Martín, y el carrusel de dinero ilegal al fideicomiso para los damnificados del 2017 encabezado por el secretario particular del presidente, Alejandro Esquer, el que se robó un yate que se hallaba entre los bienes bajo custodia del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Los ladrones en plena acción.
Andrés Manuel sacó entonces sus demonios y no los ha querido guardar. Semana tras semana atacando, exhibiendo presuntos ingresos del periodista, violando la ley al mostrar documentos fiscales, imaginando que así matizaba el escándalo, la farsa de la austeridad y la vida con 200 pesos y un par de zapatos que el presidente le receta a la nación, mientras su hijo es todo un pachá. La furia de AMLO lo hizo perder el control de la agenda.
Volvió al insulto cuando su gobierno quedó etiquetado como un narcogobierno, tras liberar a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, y le dio amnistía a sembradores de amapola, y luego se sabría la operación de los cárteles asesinando, secuestrando candidatos de oposición, llevando a Morena a ganar en 12 de las 15 gubernaturas disputadas en 2021. Y ante tanta evidencia intentó diluir y negar su pacto con el narco cuando toda la nación lo ve.
Hoy es el INE. No sólo es destruirlo sino crear un órgano electoral a modo, simulando que lo democratiza, imponiendo consejeros en el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (patito) y magistrados en el tribunal, desapareciendo órganos electorales y tribunales locales.
Le cuaje o no la reforma, Andrés Manuel ya perdió.
Su reforma electoral es regresiva. Concentra los hilos en la mano del poder. En el fondo, lo que lo mueve no es la democratización del INE ni su afán por disminuir el gasto público. En el fondo está la afrenta del 2006 cuando el órgano electoral declaró la victoria de Felipe Calderón y la derrota del agitador Andrés Manuel López Obrador, lanzándose a la toma de calles, desquiciando la capital, aposentándose en Paseo de la Reforma y en las calles aledañas al Zócalo. Y luego la mascarada demencial del presidente legítimo que lo mostró como un simple locuaz.
El insulto es síntoma de desesperación. Agravia por no tener argumento, por saberse exhibido, incapaz de persuadir, menos de convencer.
Miles, decenas de miles, quizá centenas de miles marcharán este domingo 13 en la Ciudad de México, en Guadalajara, Puebla, Monterrey, Xalapa y todas capitales estatales y las principales ciudades, y en los pueblos. Y serán seguidos y aplaudidos por el pueblo que tiene ganas —porque son sus ganas y su convicción— de defender al INE.
Hablará José Woldenberg, primer presidente del Instituto Federal Electoral, a quien el obradorato lo sentencia por no prestarse a la farsa de la reforma de Andrés Manuel y porque alerta que está en juego 50 años de democracia.
Y seguirán los insultos, la descalificación, el ataque y el agravio. Porque a la masa de los que llama cretinos no la pudo parar.
Caminarán los que defienden al INE, los que salen y le arrebatan las calles, los que no se arredran ni se dejan amedrentar. Y mandarán un mensaje a la oposición, al PRI por su proclividad a la traición y su doble moral, para salvaguardar la democracia que tanto le ha costado al país.
El cretino de palacio no los pudo parar.
Archivo muerto
Hallar el cuerpo del Archi no aminora el escándalo sobre la policía criminal del gobernador. Lo atiza. Sus restos, hallados en una bolsa de plástico a un costado de la autopista Veracruz-Cardel, municipio de La Antigua, el 14 de octubre, confirma que los conflictos, las broncas, los negocios en la cúpula de la Secretaría de Seguridad Pública se dirimen con sangre. Admitir que Juan Alan Cuetero Meza, El Archi, fue hallado muerto, tras cinco meses de ser levantado en el puerto de Veracruz, plantea más dudas aún. El cuerpo de El Archi fue sembrado en La Antigua. Presuntamente se le inhumó en forma clandestina en otro sitio. El 13 de octubre fue aprehendido el ex director de Operaciones de la SSP y al día siguiente, el 14, se supo de dos cuerpos encontrados. Ese día también se aprehendió a los presuntos ejecutores del plagio y asesinato, Roberto de Jesús, alias Galeno, y los policías Jacobo N y Federico N. Si los cuatro ya estaban tras las rejas, ¿quién sembró el cuerpo del Archi a un costado de la autopista Veracruz-Cardel? ¿Cuántos cómplices más hay? ¿Qué responsabilidad tiene el ex secretario de Seguridad de Veracruz, Hugo Gutiérrez Maldonado? ¿Qué tanto sabía y encubrió el gobernador Cuitláhuac García Jiménez? Esto reproduce el escenario de desaparición forzada que marcó para siempre al ex gobernador, Javier Duarte de Ochoa… Salvo Sheyla Jara, Martha Fernández y Rafael Madero, prácticamente nadie se mueve en el PRI de Coatzacoalcos. Sheyla, es presidenta Estatal de la Red Juventud Popular en CNOP Veracruz, fue dirigente de Chavos Red del comité ejecutivo nacional del PRI, preside la asociación Tocando Corazones, fue diputada juvenil y vicepresidenta del XII Parlamento Juvenil en el Congreso de Veracruz. Suele polemizar y entrar al cara a cara con figuras de Morena, como la diputada federal Andrea Chávez, a quien le refutó que los legisladores de oposición no quisieran trabajar. Seguir a ciegas los dictados de su pastor macuspano, no es digno, le dijo. Y peor, haber apoyado al “violador” Félix Salgado Macedonio en su pretendido y a la postre fallido intento de ser gobernador de Guerrero. Sheyla Jara cuestiona los rezagos en la vida pública de Coatzacoalcos, el caos de los semáforos averiados, el abandono de las calles. Martha Fernández, vía su asociación civil Gratitud y Fortaleza por Coatzacoalcos, semana a semana le va tomando el pulso a las colonias, llevando ayuda social, organizando a los olvidados. Su asesor, Rafael Madero, es combativo, punzante, crítico del poder, activo en redes sociales, cuestionando a Morena, a sus gobiernos, advirtiendo que resultaron peores que lo que decían combatir. Rafael Madero es el mayor impulsor del proyecto del diputado federal Pepe Yunes al gobierno de Veracruz. Hay otras voces que suenan pero apenas se escuchan. Fuera de ellos, como si el PRI no existiera. Está en modo “dormido”. Y una parte del priismo, el marcelismo y el ivanismo, mejor se mudó a Morena y habita en el palacio municipal… Nadie, como Antonio Marcos Mariano, conoce tan a fondo los entresijos de la corrupción de Morena en Coatzacoalcos. Sabe, a ojos cerrados, del manejo del Ramo 033, donde se perpetró el saqueo con recursos federales en el ayuntamiento que presidiera Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Sabe del Ramo 033 porque ese fue su encargo, su responsabilidad, integrando expedientes, controlando el presupuesto, el pago de estimaciones, sabiendo todo, absolutamente todo, del destino de por lo menos mil millones de pesos de origen federal. Y una vez que inició la nueva administración, Antonio Marcos Mariano fue adscrito a la Contraloría municipal. O sea, lo jaló el contralor, Mario Humberto Pintos Guillén, quien en el gobierno de La Iguana Carranza Rosaldo, fue tesorero. Diría el nazareno, tapaos los unos a los otros y eviten la ley… Rafael Rosaldo, alias El Motito, y Guillermo Dorantes, saben quiénes son esos misteriosos “inversionistas” que tienen sus recursos en la Cooperativa de Jubilados de la Sección 11 de Nanchital, Veracruz. Saben a cuánto ascienden los dineros invertidos y qué destino se les dio. Saben lo que es lícito y lo que no. Deben saber su origen y si no, pues en menudo lío se han metido. Rafael Rosaldo, el poder tras el trono en el Departamento de Jubilados, sin ser jubilado de Petróleos Mexicanos, se hizo petrolero comprando una planta al Clan Wade en Minatitlán. Y vive en aquel lugar, en el fraccionamiento Eduardo Soto Innes, codeándose con la crema y nata —más nata que crema— de la élite sindical. Rafael Rosaldo ejerce el mando sin cargo alguno, sin suscribir un solo documento. El que se hunde en el fango es Guillermo Dorantes, el tesorero del Departamento de Jubilados de la Sección 11, que será el pararrayos cuando la tormenta comience a arrasar… ¿Cuál es ese ente periodístico que activará una estación radiofónica en Coatzacoalcos, presuntamente con la señal de Grupo ACIR, el consorcio que hace apenas unos meses cesó su actividad en el puerto luego de más de 50 años de transmisión ininterrumpida?…
www.mussiocardenas.com