COLUMNASINFORME ROJO

Marcelo y el PVEM: el mapache y el bufón

* Candidatura a cambio de impunidad * Sin alianza con Morena * Coronavirus tumba a Fernando Yunes * El colgado y la narcomanta * PRI: regreso al dedazo * Vasconcelos y el costo político * El Repasto se inunda y el alcalde ni se inmuta * Coatza Digital, enredada en nexo LM Vadillo-Polo Suárez * Operador de medios le jugó chueco al patrón

Por Mussio Cárdenas Arellano

A la sombra del PRI, Marcelo Montiel fue fecundo y dio frutos, algo de trigo, más de cizaña: dos alcaldías, una diputación local, la Sedesol estatal y la Sedesol Federal en Veracruz. Y cuatro denuncias penales por hurtos, desvíos, robo de programas sociales en los días en que Rosario Robles era su gurú.

Filoso, el mapache operó sin freno, con poder y dinero, conformando la maquinaria electoral que mantuvo al PRI en la cúspide y él transformado tácitamente en el cacique que mueve el escenario a su antojo, a los suyos a posiciones de gobierno, a sus enemigos al olvido, a sus adversarios al ridículo, a sus rivales a la orfandad.

Poderosísimo, Marcelo Montiel se imaginó en el cenit el día en que asumió la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social federal en Veracruz. Y erró. De ahí partió entre el escándalo y el descaro, sus empleados robando en cajeros bancarios, hurtando las pensiones de adultos mayores, pisos y techos bajo auditoría, empresas sujetas a investigación y cuatro denuncias penales que hasta hoy no puede diluir.

Defenestrado, apestado, Marcelo Montiel fue cercado por un panista, Juan Bueno Torio; dos perredistas, Alejandro Encinas Rodríguez, actualmente en Morena, y Alejandro Gutiérrez Cabrera, y una priista de primer nivel en Veracruz, Anilú Ingram, acusando malversación y omisión, una extensión de la estafa maestra que tiene a Rosario Robles, ex titular de Sedesol federal en prisión.

Y una vez fuera de Sedesol, se mantuvo distante del PRI, unos días en la ordeña, otros en la hortalizas, el cambio de cerca, la vida campirana en su rancho de Puente Nacional, su lugar de origen.

Hoy, dialoga con el Partido Verde Ecologista de México, construyendo la ruta de regreso al poder, la tercera alcaldía en Coatzacoalcos. Y en el fondo, la impunidad.

Es el click entre el mapache y el partido bufón.

“Andrés Manuel no quiere que se pierda Coatzacoalcos”, escuchó decir en una reunión discreta, aludiendo a que Morena retuviera la alcaldía.

Pero Marcelo Montiel no quiso acordar en el primer peldaño de la pirámide del poder. Planteó un encuentro con el líder real del PVEM en Veracruz, Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, y con el operador máximo, senador y ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, el nuevo bufón de palacio. Y así ocurrió.

Van dos reuniones con el alto mando del partido bufón —bufón del PAN, bufón del PRI y ahora bufón de Morena— y la oferta de los verdes es que contienda por la alcaldía de Coatzacoalcos, la que desempeñó en dos ocasiones, de 2001 a 2004, con grandes logros y algo de corrupción, y de 2008 a 2010, con cierta mediocridad.

Una primera condición fue no contender bajo las siglas de Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador. Se le concedió. Morena irá en alianza con el PVEM y el Partido del Trabajo en la elección de diputado federal y diputado local.

Una segunda condición, dirigida al senador Manuel Velasco, se vincula con su conflicto legal. Hacerle saber al presidente López Obrador de la existencia de las denuncias penales y, faltaba más, obviarlas, congelarlas y evitar su difusión en plena campaña por la alcaldía.

La petición fue escuchada. Se le ofreció llevarla hasta Andrés Manuel. Prueba de fuego para el adalid de la honestidad republicana, el presidente que pregona que así fueren sus hijos, el que incurra en un acto de corrupción debe enfrentar la ley.

Políticamente sólido, aún con las huellas de malversación donde ha caminado, Marcelo Montiel es un ganador nato. Siendo candidato se prodiga votos a sí mismo. Siendo operador de campaña, garantiza el triunfo de otros.

Así le dio votos clave a Fidel Herrera Beltrán para ser gobernador en 2004.

Así le generó la votación que Javier Duarte requería para ganar la elección de 2010, aunque luego se dedicara a robar.

Partido marginal, sin presencia, desdeñado por el electorado, el Verde sólo ha servido para darle cobijo y candidatura a priistas en distritos o municipios de alta complejidad. Son candidaturas de alto riesgo en que a la masa priista, movida por intereses locales o regionales, no se les puede imponer candidato. Entonces la postulación corre a cargo del PVEM.

El Verde es un engendro político-ambiental. Su política es rastrera y lo ambiental es un cuento. Su dinámica es unir a sus proyectos a impresentables, tránsfugas de la justicia, violadores de la ley.

A Marcelo Montiel lo implica Pablo Ruiz Domínguez —denuncia recibida por la PGR, el 28 de abril de 2015— en la falsificación de expedientes del programa Jornaleros Agrícolas, citando que fue instruido por uno de los funcionarios de Sedesol federal en Veracruz, Wiliado Córdoba Mortera, para llenar los expedientes de los beneficiarios y luego para falsificar la firma y usar cientos de tarjetas bancarias para retirar el dinero.

De los 8 millones de pesos que debían aterrizar entre los jornaleros agrícolas, refiere Pablo Ruiz, se entregó aproximadamente el 30 por ciento.

Y luego la razón del robo:

“Me dijo (Wiliado Córdoba) que eran instrucciones precisas del delegado Marcelo Montiel Montiel, ya que necesitaba el dinero para promoverse como candidato a gobernador de Veracruz y para promover a funcionarios de Sedesol en otras campañas políticas federales ya que estaban promoviendo como candidato a diputado a Víctor Rodríguez Gallegos, quien se desempeñaba como subdelegado de administración en la Delegación Estatal de la Secretaría de Desarrollo Social”.

Ruiz Domínguez refiere que había por lo menos 10 funcionarios y 15 trabajadores ajenos a la Sedesol “dedicados a cobrar diariamente cientos de cheques endosados con firmas falsas y tarjetas bancarias no personalizadas en diferentes bancos y cajeros de todo el estado”.

Otro filón de dinero fueron las obras fantasma. Sobre calles ya existentes se realizaron supuestas obras nuevas con inversión federal. O sea, se pagó por algo que ya existía.

El expediente es amplísimo. Hay carpetas con información documental, videos, testimonios de quienes eran obligados a participar en el fraude y de quienes revelan cómo usaron sus nombres para bajar recursos que no llegaron a los destinatarios.

Y en una parte la pista apunta a Rosario Robles, hoy en prisión.

Y el PVEM pretende que Marcelo Montiel sea su candidato, el que solía presumir un eslogan que rezaba “Es un hombre honesto”, el que acudía a misa y de rodillas, recibía la bendición. O el que puso a disposición de la curia católica su domicilio particular en Coatzacoalcos.

Forjardor de votos, Marcelo Montiel se placea con su negro historial a cuestas. Lo suyo es la penumbra, lo sórdido, el control de los órganos electorales, la compra de voluntades, el acuerdo bajo la mesa, la infiltración de lo partidos de oposición hasta aniquilar al enemigo.

Es un mapache  que no va a cambiar.

Hoy quiere impunidad a cambio de una candidatura con la cual derrotar al PRI, su partido, y al PAN, el acérrimo enemigo del Andrés Manuel López Obrador.

Impunidad para el mapache.

Un candidato ganador para el PVEM, el partido bufón.

                                                         Archivo muerto

A pulso se gana Veracruz Puerto el liderazgo en coronavirus entre los municipios del estado. De los 9 mil 169 contagios ocurridos en la entidad hasta el jueves 25 de junio, 2 mil 981 corresponden puerto jarocho. Ahí se concentra el 32.5 por ciento de los casos. Y en defunciones, igual. De las mil 429 víctimas, 440 son del puerto de Veracruz; o sea, el 30.7 por ciento. Un caos el municipio gobernado por el panista Fernando Yunes Márquez, que de ser el segundo mejor alcalde del país en percepción de sus gobernados, pasó al sitio 24, según encuesta de la firma Massive Caller. Se ve que no es lo mismo la grilla y el alarde, la palabrería y la audacia, el pleito de callejón con el (des)gobernador Cuitláhuac García y con el (contra)gobernador, Eric Cisneros, que aplicarse a fondo contra la peor crisis sanitaria del último siglo y sus efectos letales en la sociedad y la economía. Un virus provocó la caída de Fernando Yunes en la preferencia ciudadana. De la cúspide lo envió al abismo. Veracruz, es el estado, por su parte, ya es cuarto lugar nacional con 9 mil 169 contagios, a 300 casos de Tabasco, y cuarto lugar en fallecimientos, a 350 casos de Baja California… Un colgado, sólo para recordar que Coatzacoalcos es violento. A eso de las 9 de la noche, el lunes 22, un cuerpo pendía del puente del Distribuidor Vial donde confluyen la carretera Coatzacoalcos-Villahermosa y la Coatzacoalcos-Minatitlán. Golpeado, con por lo menos tres impactos de bala, el encargado de una bodega, Marcos “G”, yacía sostenido de una cuerda al cuello. Junto a él, una narcomanta en que se implica a un delegado de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, acusando conductas delictivas, robo de mercancía —“no te salió el robo de carne, que hasta se te echó a perder y te rayaste con el de electrónicos”— y ligas con malosos. “Te vamos a matar a todos tus perros con charola, no andarás robando”. Y asienta que el delegado de la SSP tiene un patrón, El Sierra. “Huachicol, droga, robos, asaltos, pollos”, decía la narcomanta. Presuntamente, el colgado es “El Lagarto” y era “con el que guardabas todo lo robado de la carreta”. Una vez más, la liga policía-delincuencia, o policía-narco, o policía-crimen organizado. Cualquier parecido con los tiempos de Javier Duarte, no es mera coincidencia. Así gobierna Morena… Sin consulta a la base, el PRI resuelve el caso Coatzacoalcos. Matías Pacheco Cruz será el presidente del comité municipal y Nereyda Santos Hernández, secretaria general. Hacia el lunes 22, en Xalapa, Marlon Ramírez Marín, líder estatal, tendió las cartas: Carlos Vasconcelos Guevara, alias La Amenaza, asume el costo financiero y el costo político de lo que habrá de venir. Impone a Matías Pacheco en la presidencia, como Vasconcelos venía pregonando y como se le escucha decir en el audio en que advierte que se iría del PRI y de la CTM para contender como candidato independiente, pero dejaría a su equipo político en la dirigencia tricolor. A cambio, cede las principales carteras del comité municipal: secretarías General y de Organización, Oficialía Mayor, OMMPRI y Fundación Colosio. Y si fracasa en su intento de ser alcalde de Coatzacoalcos, como ocurrirá si Marcelo Montiel Montiel contiende por el Partido Verde, tendrá que cargar con los saldos de la derrota. El caso Coatzacoalcos se decidiría por consulta a la base, según acuerdo del Consejo Político Municipal, pero fiel a su esencia, se optó por el candidato de unidad. Bastaría una sola impugnación por parte de cualquier priista ante los tribunales electorales y todo se vendría abajo. Así lo operó Marlon Ramírez, beneficiario de un hecho brutal en 2008: la inmolación de Ramiro Guillén, el luchador social que llevó la protesta campesina hasta el extremo, ardiendo frente a palacio de gobierno, en Plaza Lerdo, por el despojo de tierras, por la reiterada negativa del gang fidelista a recibir a las víctimas, por la burla institucional. Y hoy regresando al PRI al dedazo… Agua Dulce inundado y el alcalde en el ego superlativo, en la promoción personal, en el sueño de ser diputado federal. El Repasto, literalmente bajo el agua, asolado por un chubasco de dimensión mayor, y el presidente municipal, Sergio Guzmán Ricárdez, sumido en la grilla, desconectado de la realidad. Manchado por una gestión infame, violando normas fiscales, apretado por el Servicio de Administración Tributaria, engañando al Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz, pillado con las manos en la masa, incurriendo en presunto daño patrimonial, sus obras de ínfima calidad, y al primer aguacero El Repasto se vuelve a inundar. Cientos de miles de pesos gastados en promoción personal y Sergio Guzmán no pasa de ser un soberano fiasco… Dios los hace y ellos se amafian. Coatza Digital, de Jaime Quintanilla, operado por Antonio García, que a su vez es coordinador de Comunicación Social del ayuntamiento de Coatzacoalcos, promueve la contratación de personal de la compañía LM VAGA Construcciones, de Luis Mario Vadillo García, a quien Rocío Nahle, secretaria de Energía, otorgó el Paquete VI de la refinería de Dos Bocas por mil millones de pesos, y los interesados, para que no quede duda de quién manda ahí, deben remitirse con el hoy secretario de Obras Públicas Municipales, Leopoldo Suárez Fernández. Las huellas están en una publicación aparecida en la red social Facebook. Y todavía se atreven a negar la relación Vadillo-Suárez-Nahle-Carranza y a ellos se suma el vínculo Peña Peña-Juan Carlos Fong-Arturo Quintanilla… ¿Quién es ese operador de relaciones públicas, despedido recientemente de la empresa de comunicación en que laboraba al descubrirse que venía cobrando jugosas cantidades a espaldas de su patrón? Pista: es marcelista…

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